A pesar que a Microsoft ‘le salen las cuentas’ con Windows 8 y recientemente anunció 100 millones de licencias vendidas, los analistas sigue sin confiar en el nuevo sistema operativo y desde Forrester, aseguran que no logrará la suficiente adopción en empresas para ser considerado un ‘estándar’.
Más allá de ello, la consultora prevé que a la hora de la publicación de la próxima versión mayor de la firma Windows 9, Windows 8 estará instalado en menos de la mitad de puestos de trabajo, sin llegar a superar a Windows 7, de la misma forma que Vista no superó a Windows XP.
Uno de los puntos en contra de Windows 8 dice que la mayoría de las empresas han migrado recientemente de Windows XP a Windows 7 o están en proceso de hacerlo. Una encuesta de Forrester en empresas europeas y norteamericanas a finales del pasado año reveló que Windows 7 estaba en casi la mitad de los PC con Windows XP ocupando un 38 por ciento de los equipos de las empresas encuestadas. Y el pronóstico era que Windows 7 ocuparía el 60 por ciento de sus equipos, con Windows 8 por debajo del 30 por ciento.
Los factores para esta falta de acogida de Windows 8 además de la reciente migración a 7 son variados según los analistas de Forrester y en general se explican porque los profesionales TI no están convencidos de que Windows 8 ofrezca a sus empresas una mejora significativa sobre Windows 7 que está demostrando ser un sistema operativo sólido y estable.
Muchos departamentos TI están preocupados por algunos elementos de Windows 8 -como la interfaz radicalmente rediseñada basada en ‘baldosas’ y optimizada para pantallas táctiles- y cuánta curva de aprendizaje va a representar para sus usuarios finales.
También hay escepticismo sobre la forma en que la llamada «interfaz de usuario moderna» (Modern UI) interactúa con la más tradicional, que también se incluye con el nuevo sistema operativo para ejecutar aplicaciones de Windows 7. «No hay una verdadera experiencia sin fisuras entre las dos interfaces», explican desde Forrester.
Quizá por ello y para dar respuesta a empresas, administraciones, profesionales y en general trabajos en el escritorio, Microsoft ha acelerado el desarrollo de las nuevas versiones de Windows, con un anunciado Windows 8.1 Blue que facilitaría la tarea de trabajos en el escritorio clásico con unos cambios (opcionales) que ofrecerían una mayor personalización del sistema principalmente en torno a la interfaz de usuario, y la mejora de su funcionamiento sin pantallas táctiles, con periféricos como el ratón y el teclado.
Unas opciones que serán bienvenidas en empresas aunque Forrester aconseja a los departamentos TI, ante todo, acelerar y completar sus migraciones de Windows 7, ya que este movimiento desde Windows XP pondrá sus infraestructuras de TI en mejores condiciones para dar cabida a máquinas con Windows 8. También destacan la importancia de poner en práctica una política BYOD formal y programada porque lo más probable es que los dispositivos con Windows 8, principalmente tabletas electrónicas de usuario como las mismas Surface de Microsoft comenzarán a aparecer en sus empresas de esta manera.
En cuanto al mercado de consumo, los fabricantes sí esperan un aumento de ventas de equipos con Windows 8 a partir del segundo semestre tras la salida de los Intel Haswell.