Se espera que las fábricas inteligentes aporten un valor añadido de entre 1,5 y 2,2 billones de dólares a la economía mundial. Un importe que repercutirá en aumento de la productividad, la mejora de la calidad, crecimiento de la cuota de mercado y la mejora de los servicios al cliente. Sin embargo, esta contribución todavía está lejos de ser una realidad y supone un desafío para fábricas y proveedores tecnológicos.
Tan solo un tercio de los proyectos en los que se aplicará inteligencia en la industria se están materializando, según un informe del Instituto de Investigación de Capgemini. Un porcentaje que alumbra una fase temprana de adopción para la industria inteligente donde países como China, Alemania, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos o Francia van en cabeza.
Si bien es cierto que las organizaciones están demostrando un interés creciente por las tecnologías inteligentes, los planes de ejecución están previstos para un futuro. De hecho, los fabricantes esperan que un 40% más de fábricas inteligentes en los próximos cinco años y, en los próximos tres años, multiplicar por 1,7 sus inversiones anuales respeto a las de los últimos tres ejercicios.
El reto está en implantar y escalar las iniciativas de Industria 4.0
La adopción en alza tiene mucho que ver con el valor que ve la industria en esta transformación. En 2017, los estudios de Capgemini señalaban que el 43% de las organizaciones tenía ya en marcha proyectos de fábricas inteligentes; dos años después, la cifra se sitúa en el 68% destacando tecnologías como el 5G que dará a las empresas industriales la oportunidad de introducir y mejorar aplicaciones de tiempo real de gran fiabilidad.
Pero los retos siguen presentes. A pesar de estas perspectivas positivas, los fabricantes ponen de manifiesto que es difícil implantar y escalar las iniciativas y llegar a una situación de pleno éxito: solo el 14% considera que sus actuales iniciativas han tenido éxito, mientras que cerca del 60% señala que aún trabaja en conseguir una implantación a nivel general.
En este sentido, el estudio destaca desafíos como la convergencia entre la tecnología de la información (TI) y la industrial (TO) que incluye el despliegue e integración de plataformas digitales, la disponibilidad de datos y la ciberseguridad. Además, será necesario adquirir capacidades y conocimientos específicos para conseguir la conversión en fábrica inteligente.