Acabar con el Bloatware, una responsabilidad de los fabricantes

Bloatware

Esta semana conocíamos como Lenovo había alcanzado un acuerdo en Estados Unidos con el regulador FTC y el estamento fiscal para frenar las demandas por el caso SuperFish.

SuperFish era un socio de Lenovo que preinstalaba -sin conocimiento del usuario- un software denominado VisualDiscovery en sus equipos nuevos de varias series. Un adware que instalaba su propia autoridad de certificado auto afirmado, permitiendo espiar en las conexiones seguras, realizar ataques ataque man-in-the-middle y en definitiva poniendo en riesgo la seguridad de los clientes.

El caso provocó una gran polémica ante lo que suponía que el por entonces primer fabricante mundial de ordenadores entregara los equipos con este tipo de adware. Las demandas se acumularon y la pérdida de imagen de marca fue indudable, si bien Lenovo reaccionó bien ante el escándalo.

La firma china reconoció el error de instalar este tipo de software, pidió disculpas, publicó una herramienta de eliminación, paró su instalación y anunció un programa de consulta con socios, expertos de la industria y clientes, para crear un plan global que ayudara a la misma compañía e industria general a prestar una mayor atención a las cuestiones que rodean el adware, pre-instalaciones y seguridad.

Acabar con el Bloatware es responsabilidad de los fabricantes

El caso SuperFish fue consecuencia directa de la problemática del Bloatware. Debería haber servido para enseñanza y concienciación general, pero los usuarios siguen quejándose de la amplia cantidad de software basura que los OEMs preinstalan en los equipos nuevos, bajo el acuerdo de éstos con terceros para obtener ingresos adicionales alternativos.

Con algunas excepciones interesantes tipo herramientas específicas del sistema propias del fabricante en cuestión, la inmensa mayoría del software pre-instalado no vale para nada. O hay alternativas gratuitas mejores, o son redundantes con lo que ya ofrece el sistema operativo o son aplicaciones comerciales trial a prueba que ocupan recursos del equipo innecesariamente.

El Bloatware penaliza el rendimiento del equipo, afecta a su funcionamiento y estabilidad y hasta compromete la seguridad como en el caso SuperFish

A nuestro juicio, sería deseable que los fabricantes tomaran conciencia de esta problemática y escucharan las peticiones de los clientes para eliminar este tipo de software basura, ofreciéndolo -por ejemplo- de forma transparente y como descarga alternativa a petición del usuario.

Al igual que los OEM, Microsoft, como primer fabricante mundial de software y responsable del sistema instalado en el 90% de ordenadores personales, debería dar ejemplo porque soluciones como Windows 10 incluyen una gran cantidad de software no deseado.

Por supuesto, el problema no solo afecta a Windows y los ordenadores personales, No hay más que comprobar como se entrega al usuario un smartphone con Android pleno de software basura además de una capa adicional a modo de interfaz de usuario no siempre demasiado conseguida, que penaliza el rendimiento del sistema.

Entregar un equipo «limpio» a un usuario que acaba de convertirse en cliente al comprar un producto de nuestra marca es otro paso para mantenerlo en el futuro. Y lo contrario, como nos ha enseñado SuperFish, puede suponer una pérdida de imagen de marca que debe convencernos que la instalación de bloatware no es rentable.

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