A medida que la pandemia de coronavirus continúa avanzando y perturbando los sistemas mundiales de salud, económicos, políticos y sociales, asistimos a otra amenaza invisible en aumento en el espacio digital: el riesgo de ataques cibernéticos que se aprovechan de la creciente dependencia de las herramientas digitales y la incertidumbre de la crisis.
En momentos de crisis como el actual, en los que el confinamiento de millones de personas como medida preventiva frente a la pandemia de coronavirus lleva a hacer un uso aún mayor de las herramientas tecnológicas, los riesgos de la ciberseguridad están muy presentes. Prestar mayor atención a las amenazas cibernéticas es crucial.
Hay tres razones fundamentales por las que establecer medidas de seguridad cibernética sólidas es ahora especialmente importante.
Mayor dependencia de la infraestructura digital
Las consecuencias de la pandemia actual están conllevando que se multiplique la dependencia de las comunicaciones digitales. Internet se ha convertido en el canal para una interacción humana efectiva y en la herramienta imprescindible para seguir trabajando remotamente de la forma más eficiente posible.
En este contexto sin precedentes, un ataque cibernético que priva a las organizaciones del acceso a sus dispositivos, datos o Internet podría ser devastador. Además, en el peor de los casos, algunos ataques pueden provocar fallos de infraestructura que afecten a comunidades enteras o ciudades, dificultando el desarrollo de su actividad a proveedores de atención médica, sistemas públicos y redes.
El 98% de los ciberataques podrían hacer uso de métodos de ingeniería social
Explotar el miedo y la incertidumbre
Los cibercriminales también explotan la debilidad humana. En una situación de crisis, particularmente si se prolonga, las personas tienden a cometer errores que de otro modo no habrían cometido. Por ejemplo, cometer un error como en qué enlace hacer clic o en quién confía sus datos puede tener un alto coste.
Algunas estimaciones apuntan que el 98% de los ciberataques podrían hacer uso de métodos de ingeniería social. Los ciberdelincuentes son extremadamente creativos al idear nuevas formas de explotar a los usuarios y la tecnología para acceder a contraseñas, redes y datos, a menudo capitalizando temas y tendencias populares para tentar a los usuarios a comportamientos inseguros en línea.
El estrés en momentos como el actual puede incitar a los usuarios a tomar decisiones que, en otras circunstancias, consideraríamos irracionales. Por ejemplo, un reciente ciberataque global se dirigió contra personas que buscaban imágenes de la propagación de COVID-19. El malware se ocultó en un mapa que mostraba estadísticas de coronavirus, se pidió a los espectadores que descargaran y ejecutaran una aplicación maliciosa que comprometía los equipos y permitía a los hackers acceder a las contraseñas almacenadas.
Más tiempo online, más riesgos
El comportamiento arriesgado en Internet aumenta a medida que pasamos más tiempo online cayendo, por ejemplo, en sitios web maliciosos bajo la apariencia de páginas de acceso gratuito.
Asimismo, podría haber riesgos ocultos en las solicitudes de información de tarjeta de crédito o la instalación de aplicaciones de visualización especializadas. Siempre, y especialmente durante la pandemia, hacer clic en el enlace incorrecto o expandir los hábitos de navegación puede ser extremadamente peligroso y costoso.
Imagen inicial | Wes Hicks